Rosalía

Rosalía @ WiZink Center. Madrid. 19.07.2022

Rosalía arrasa en Madrid con su «Motomami World Tour»

· Presentó su disco Motomami (Sony, 2022) en el WiZink Center

El show de Rosalía Vila en el WiZink Center de la capital comenzó con el rugido de los motores de las motocicletas emulando los vehículos que aparecen en la canción ‘Saoko’ que interpretó para abrir su concierto. El corte, incluido en su nuevo disco Motomami (Sony, 2022) que presenta en su actual “Motomami World Tour”, sirvió para inaugurar el set de treinta temas que expuso en su hora y media que duró la primera de sus dos actuaciones en Madrid. Previamente, la joven barcelonesa caldeó el ambiente haciendo sonar ‘Tú Mira’ de los gaditanos Lole y Manuel y ‘Matsuri-Shake’ de los japoneses Ni Hao, quizá para unir su segundo disco El Mal Querer (Sony, 2018) con su citado tercer LP, diversificando así los estilos que congregan cada uno de los mismos. En torno a 15.000 espectadores, en su mayoría veinteañeros, cantaron junto a Rosalía la treintena de composiciones en un karaoke colectivo donde no faltaron la mayoría de cortes de su reciente trabajo, otros de sus anteriores álbumes, algunas de sus colaboraciones con Tokischa (‘Linda’), Bad Bunny (‘La Noche de Anoche’), Travis Scott (‘TKN’), Ozuna (‘Yo x Ti, Tú x Mi’) y The Weeknd (‘Blinding Lights’), un celebrado medley formado por el ‘Papi Chulo’ de Lorna y ‘Gasolina’ de Daddy Yankee y varias composiciones inéditas. Una atractiva puesta en escena, enfocada como un escenario con pasarela apta para conciertos, sesiones de fotos y registro de videoclips, tanto que se desarrolló una grabación continua con una steadycam que siguió durante toda la noche los movimientos de la cantante de Sant Cugat del Vallés. El socorrido provocador ejerció de escenario propiamente dicho, situándola casi en mitad del espacio de pista rodeada de un público enfervorecido. La puesta en escena estuvo capitaneada por la Rosalía, junto a sus bailarines que fueron su sombra durante toda la velada, teniendo una especial importancia participativa de principio a fin. Luciendo un traje de cuero rojo y botas emulando a una super heroína musical, el arrollador inicio (‘Saoko’, ‘Candy’, ‘Bizcochito’) fue la antesala de una austera puesta en escena sin instrumentos, únicamente la Gibson que usó en ‘Dolerme’ y el piano que acarició durante la emotiva balada ‘Hentai’. Con un espectáculo basado en el baile, la interpretación y el jolgorio, prescindió de músicos para centrar su repertorio en las canciones y su voz, disparando los sonidos en un segundo plano. A pesar de un fallo técnico en el inicio del concierto, su mezcla de flamenco, reguetón, jazz y pop brilló de principio a fin de una noche para el recuerdo. Tuvo momentos de euforia, bajó a la zona del foso para cantar y saludar a los fans de las primeras filas e incluso felicitar a un joven por su cumpleaños. Una montaña rusa de emociones, sensaciones y estímulos, donde tan pronto se volvía loca en una coreografía con los bailarines para, acto seguido, cantar por bulerías y estremecer a los presentes. El juego de luces, cámaras y movimientos hacían vivir el concierto en primera persona, con imágenes verticales, autofotos y todo tipo de juegos visuales que tuvieron un concepto neutral enfocado en un cancionero elegido a la perfección. Tuvo tiempo para cortarse las trenzas postizas y lucir melena, sentándose en un sillón de barbería para desmaquillarse y lucir su rostro natural con un sudor provocado por su enérgica interpretación. El delirio generalizado llegó en los instantes finales con ‘Chicken Teriyaki’, ‘Sakura’ y ‘Cuuute’, instante en que abandonó el escenario mientras una sonada ovación la coronó como estrella internacional musical.

Texto: Alfredo Rodríguez
Fotografías: Óscar Lafox