¿Qué pasará con las salas de conciertos?

Todos sabemos lo que ha pasado, así es que no merece la pena recordar que seguimos sufriendo las consecuencias de una pandemia que parece interminable. Desde marzo de 2020 han muerto miles de personas en todo el mundo a consecuencia del Coronavirus, el Covid-19, la Covid-19, enfermedad infecciosa causada por el SARS-CoV-2 o como quiera llamarse, pero deberíamos recuperar poco a poco la normalidad. Pero eso, amigos, en la música parece que no pasará nunca. Y es que bien que se le llena la boca a los grandes medios de comunicación e incluso noticias provenientes desde el Gobierno, afirmando que el 76,1% de la población española tiene, por lo menos, una dosis de la vacuna, sumando más de 32 millones de personas con la pauta completa. Son números de récord, como aseguran muchos, pero en lo que a música en directo se refiere, cada vez vamos a peor.

En países como Estados Unidos artistas como Green Day, Fall Out Boy, Weezer y The Interrupters con el particular “Hella Mega Tour” están tocando en Estadios con capacidad para miles de personas. Y no 1.000, 2.000, 3.000 personas… ¡No! 30.000, 40.000 y 50.000 espectadores cada noche están disfrutando de la música en directo como antes de la llegada de la pandemia. Pero no hace falta cruzar el charco porque más cerca, en el Cotton Park ubicado en Derbyshire (Reino Unido), el festival Bloodstock Open Air tuvo lugar recientemente con artistas como Judas Priest, Kreator, Devin Townsend, Paradise Lost, Saxon, Jinjer y Skindred, entre muchos otros. Un poco más cerca, en Braine-le-Comte, Bélgica, los recientes ganadores de Eurovisión, los italianos Maneskin, actuaron hace dos fines de semana ante 40.000 espectadores sin distancia social en el Ronquieres Festival. Y un poco más cerca, en el ciclo Nuits de Fourvière de Lyon (Francia), los escoceses Mogwai hicieron lo propio ante varios miles de personas a finales del mes de julio. Son algunos ejemplos, pero hay muchos, de la actividad musical en algunos países. Mientras tanto, en España, la mayoría de conciertos y festivales siguen cancelándose y/o aplazándose hasta el año que viene, muchos de ellos con fechas para otoño como las giras de Arch Enemy, Behemoth, Carcass y Unto Others, la de los estadounidenses The Black Crowes y el festival murciano WARM UP Estrella de Levante.

Pero lo que sigue celebrándose casi con total normalidad son los partidos de fútbol, con encuentros albergando el 40% del público, como las 23.475 entradas vendidas para el Real Betis – Real Madrid este fin de semana. Y corridas de toros como la que llevarán a cabo David Fandila “El Fandi”, José María Manzanares y Joaquín Galdós en la Plaza de Toros de Santoña dentro de la programación de las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Puerto, con un aforo de 6.015 localidades que se verán mermadas en función de las medidas sanitarias oportunas cuando llegue la fecha. Pero la música en directo sigue ahogándose poco a poco, mes a mes, semana a semana, cancelación tras cancelación. Sin ir más lejos, hace unos días el almeriense Madchester Club, donde han actuado artistas como La Bien Querida, The New Raemon, Pony Bravo, Julio de la Rosa y un largo etcétera, se ha visto obligado a cerrar sus puertas porque no pueden aguantar más tiempo sin trabajar. Y así pasará en los próximos meses con otros locales y salas en ciudades como Bilbao, Madrid, Sevilla, León, Valencia, Murcia o Cáceres si no se hace algo, pues tarde o temprano nos quedaremos sin música en directo como la conocíamos antes. Porque se pueden seguir organizando ciclos con aforo reducido, público sentado, con mascarilla y sin poder beber una cerveza o un refresco, pero luego pasas por el parque junto a tu casa y la gente está en las terrazas consumiendo sin problemas, vas a comprar a un supermercado y nadie controla los aforos y las líneas de Metro y los autobuses siguen hasta arriba sin tener servicios extra para evitar contagios. Paren, reflexionen y piensen, ¿hasta cuándo seguirán las salas de conciertos sin música en directo?