Kalorama Madrid comienza brillando a pesar de las circunstancias.
· LCD Soundsystem, The Postal Service y Death Cab For Cutie, destacados.
Las intensas jornadas de calor registradas durante el presente mes de agosto pasaron de largo, como la tormenta eléctrica que amenazaba las últimas horas nocturnas, en el primer día de conciertos en el cómodo recinto del aparcamiento exterior de la feria capitalina. La ubicación elegida por Last Tour (promotora de la primera edición del festival Kalorama Madrid) para celebrar este nuevo evento musical fue un acierto pese a lo desangelado que en principio estuvo dicha explanada de hormigón. Un sitio inhóspito que se convirtió en el lugar idóneo en cuanto a accesos y comodidades, teniendo en cuenta la escasa afluencia de público. Seguramente los responsables de la empresa bilbaína esperaban contar con varios miles de asistentes más a su evento, pero, en parte debido a la ausencia del grupo británico The Smile por enfermedad de su guitarrista Jonny Greenwood anunciada hace meses, aunque también debido a los precios, las fechas de celebración de la cita -ya se sabe que en agosto muchos residentes salen de vacaciones hacia otros destinos dejando la ciudad medio vacía-, pero también a la falta de un gran cabeza de cartel que atrajese a un mayor número de público.
Sea como fuere, lo cierto es que la jornada inaugural gozó de un gran ambiente, principalmente por los directos ofrecidos por Ben Gibbard y James Murphy con sus respectivas bandas, el primero haciendo doblete con Death Cab For Cutie y The Postal Service y el segundo con LCD Soundsystem. Por parte de Gibbard, la noche sería especial puesto que llegaba para festejar el veinte aniversario de dos de sus mejores discos, Transatlanticism (Barsuk, 2003) firmado con Death Cab For Cutie y Give Up (Sub Pop Records, 2003) registrado con The Postal Service. El músico de Washington visitaba la ciudad con su actual gira donde hace doblete sobre el escenario, sudando la camiseta y cambiando de vestuario y parte de su banda para interpretar las canciones de los citados álbumes, referentes de la escena independiente desde hace dos décadas. Sobre las tablas, primero tocaron los acordes de esa ‘The New Year’ que sonó intensa, directa a los corazones, antes de hacer vibrar a los presentes con el indie rock/emo/indie pop con el que nos llevan deleitando desde hace casi tres décadas. Durante unos 50 minutos desgranaron el icónico LP, alternando las partes más cristalinas con las más emotivas, con un Dave Depper que hizo sonar su guitarra como en sus mejores noches. Tras un breve descanso, un rápido cambio de backline y vistiendo su cuerpo con ropa blanca que sustituyó a la negra de la primera actuación, Gibbard volvió a ejercer de frontman en el segundo de sus shows. El nuevo vestuario estuvo acompañado por un cambio de estilo, entonces sonando las melodías de pop electrónico con las que The Postal Service se dieron a conocer hace casi un cuarto de siglo. Con una elegante puesta en escena y un cuidado y trabajado juego de luces, el pop y la electrónica conjugaron a las mil maravillas desde el arranque con ‘The District Sleeps Alone Tonight’, donde los coros de Jenny Lewis fueron el aliño perfecto para el plato principal del menú musical. Delicados, cuidadosos y dulces, jugaron sus mejores cartas finiquitando su actuación con una gran versión del tema ‘Enjoy The Silence’ de los ingleses Depeche Mode que el respetable celebró con entusiasmo.
El otro gran protagonista de la jornada, Murphy, lideró a su banda como si de un director de orquesta se tratase. Bastaba con que mirase a un lado para que sonase una guitarra, mirase a otro para que la batería entrase en acción y moviese un dedo para que la teclista hiciese diabluras con su instrumento. Con unos LCD Soundsystem engrasados y funcionando a pleno rendimiento, la maquinaria no cesó alternando rock, electrónica, funk e dance carburando como el mejor de los vehículos. El repertorio estuvo a la altura de lo esperado, sonando clásicos de su discografía como ‘Tribulations’, ‘Daft Punk Is Playing at My House’ y ‘All My Friends’, entre otros, con unas guitarras y unos sintetizadores que pusieron a bailar a los presentes como si no hubiese un mañana. Quizás no sean capaces de llenar pabellones, pero presentaron en lo alto del escenario una gran bola de discoteca como si fuese el club más selecto en Berlín o Nueva York, su ciudad de procedencia. Fueron los mejores del jueves, sin duda.
Previamente disfrutamos los directos de los también neoyorquinos Nation of Language y la dupla The Kills. Los primeros firmaron el show más esperado de la tarde, con un buen número de asistentes sufriendo el calor frente el escenario grande. El trío formado por Ian Richard Devaney, Aidan Noell y Alex MacKay recibió vítores y aplausos por doquier gracias a las canciones rescatadas para la ocasión de sus tres LPs, dando buena cuenta del gran estado de forma en el que se encuentran. Su vocalista llevó el peso de la actuación, tanto en los momentos en los que portaba la guitarra eléctrica como cuando bailaba como si fuese Samuel T. Herring de Future Islands, salvando las distancias, obviamente. Pero ese cruce de piernas y algunos gestos nos recordaron la figura del carismático frontman. Los segundos tuvieron que luchar contra el intenso calor que azotaba de frente el escenario secundario, tanto que la inquieta Alison Mosshart parecía derrumbarse debido a los rayos del sol. Tuvieron que conseguirla unas gafas para combatir la luz, pero ni con esas estuvo conformo sobre las tablas. Las ganas de gustar quedaron patentes, compenetrándose a la perfección con su compañero Jamie Hice, ejecutando un gran concierto a pesar del calor. Su colección de hits sonó sin descanso (‘Future Starts Slow’, ‘Doing It To Death’, ‘Baby Says’), dando buena cuenta de su potente rock y dejando la duda abierta, una vez más, de porqué no suelen hacer gira de salas por nuestro país y porqué The White Stripes triunfaron tanto y ellos no, cosas de la vida.
La segunda jornada del festival pinta interesante con actuaciones esperadas como las de Yard Act, Gossip, Yves Tumor y The Prodigy, los grandes cabezas de cartel del viernes, pero también otros nombres como Judeline, Raye y Overmono que harán vibrar a los asistentes desde media tarde hasta la madrugada, ampliándose los horarios por aquello de ser fin de semana.
Texto: Alfredo Rodríguez
Fotografías: Alfredo Rodríguez