Hace poco, unos cuantos de los que nos dedicamos a escribir sobre música conversábamos en las redes sociales sobre cuál era el motivo que nos llevaba a hacerlo. Entre mis razones se encontraba la de haber descubierto infinidad de grupos gracias a leer reseñas de sus discos, algo que sigo haciendo a día de hoy y que ha traído a mis oídos últimamente a la banda que nos ocupa, True Widow. Quedaría muy bien decir que soy un gran fan de etiquetas minoritarias como las que aparecen ligadas a este trio de Texas, es decir, shoegaze y ese palabro tan imposible que he descubierto a la par que al grupo, slowcore, pero no es así. Tampoco conozco a los grupos que veo nombrados como afines al sonido de los tejanos pero ni falta que ha hecho. Circumambulation me ha atrapado desde su primera escucha con sus eternas y cíclicas canciones, con una batería seca que marca un tiempo lento y pesado, con unas guitarras espesas que te rodean y con unos juegos de voces femenina-masculina que se arrastra sobre el colchón instrumental y toman el protagonismo en contadas ocasiones. Mejores cuanto más bajan sus revoluciones (‘Numb Hand’, ‘Trollstigen’), cuanto más circulares y repetitivas son sus composiciones (‘I:M:O’) y cuanto más juegan con las capas de voz (‘HW:R’, ‘Lungr’). Circumambulation es una delicia narcótica. Un disco para dejarte atrapar y escuchar en bucle mientras no haces otra cosa que disfrutar del cutre paisaje que la mayoría de veces ofrece la vida.
