[The Real Mckenzies @ Gruta 77. Madrid. 29.12.2011]
[Promotor: Gruta 77]
29 de diciembre: abriendo la gira europea de los canadienses, primer concierto de los 9 programados por toda la península. Mala fecha para romper un instrumento vital para un concierto punk con raíces celta-escocesas. Un mal trago para el gaitero Gord Taylor, quien, minutos antes, había abordado el escenario con la sonrisa interna de quien cumple años esa misma noche. Al arrancar ‘The Ballad of Greyfriars Bobby’ enrojeció gesticulando y soplando la inerte caña con la naturalidad de quien se excusa sin culpa alguna (maldita imprevisión de viajar sin gaita de repuesto). Intentó arreglarla en boxes, pero fue imposible. Así que mutó su rol: se hizo con una guitarra acústica y arrimó su alcoholizado gaznate al micro para sumar coros hasta el fin del show. La plana mayor del público, entregado a esa atmosfera “etílicofestiva”, obvió ese gran contratiempo y el incontinente trajín que provoca el rock de los McKenzies se sostuvo con firmeza con el resto de arsenal (no) eléctrico. Antes de ese episodio, ataviados con sus kilts de batalla, los cinco músicos abrieron invocando acapella el tradicional ‘Barrett’s Privateers’, para después atacar, en los primeros compases, clásicos del calibre de ‘Bitch of the Money’, ‘Chip Scots Wha’Ha’e’ o ‘Pour Decissions’.
Momentos para que Paul (voz), cual marioneta epiléptica, desate una enérgica aureola de donde emanan efluvios de histrionismo herencia marca Biaffra y también detalles de exhibicionismo barato (durante varios lances deleitó a los presentes con unas detalladas vistas de lo que esconde bajo la falda, en la zona de la entrepierna). Mientras, el público acompañó con oleadas de stage-diving hasta llegar al mencionado suceso de la gaita, justo a las puertas del set acústico (la ultima referencia discográfica –Shine Not Burn (Fat Wrech, 2010) es un “desenchufado” con sus grandes éxitos). Integradas con efectividad en ese formato, ‘Bastards’, ‘10,000 Shots’ o ‘Drink the Way I Do’ son toda una declaración de amor al “bebercio” y a los punkis que les siguen por todo el mundo. Volvieron a la electricidad con ‘Sawney Beane Clan’ (el emotivo solo de guitarra de Dirty Robertson justificó parte de su presencia apuntalando su capitanía al frente de las guitarras), para desgajar, ya en el tramo final, unas super-coreadas ‘Drink Some More’, ‘Nessie’ o ‘Anyone Else’. Y claro, tras tantas referencias al alcohol, dispararon en bises su preferida (Scotch Whisky), una breve pieza de 30 segundos titulada ‘Auds Mr Hunt’ y, para terminar, una furiosa ‘Dissapointed’.
[Texto]: Álvaro Martín Revuelta
[Fotografías]: Archivo