Yung Beef: lo que muchos aplauden del trap triunfa en el ciclo madrileño Inverfest
· Entradas agotadas en la presentación de su nuevo disco en la sala La Riviera.
El cantante y productor Fernando Gálvez Gómez, conocido artísticamente como Yung Beef, llegó a la capital para presentar su nuevo disco Gangster Original (La Vendición, 2021) publicado hace unas semanas dentro de la programación del ciclo de conciertos Inverfest. La sala situada a orillas del río Manzanares vistió sus mejores galas para recibir la puesta en escena del polémico artista granadino tras más de dos años sin actuar en la capital. Tanta era la expectación que las entradas anticipadas se agotaron nada más ponerse a la venta, ratificando las ganas de verle sobre las tablas por parte de sus fieles seguidores madrileños. Un público muy joven que rondaba la veintena se agolpó frente a la valla de seguridad como pasaba antes de la llegada de la pandemia, pero nada parecía importar puesto que esperaban la salida de su ídolo con sus mejores galas comandadas por riñoneras y portando sus teléfonos móviles en alto para registrar cada movimiento del controvertido MC. El también conocido en alguna época de su intensa y comentada carrera musical como Fernandito Kit Kat saltó a escena tras una presentación de su compañero en el micrófono y bajo la tormentosa base de su DJ de confianza, dando paso a una sucesión de gritos por parte de sus citados seguidores. A partir de ese momento una nutrida reverberación de auto-tune, CO2 en cantidades industriales saliendo del borde de la tarima hacia el techo y un repertorio que mezcló canciones de su extensa discografía. El show fue prácticamente eso, un espectáculo de principio a fin sin importar que el vocalista no entonase sus composiciones, sino que sonaban disparadas desde la mesa de su disc-jockey. Pero nada importó entre los presentes pues los vítores y aplausos del respetable no cesaron en toda su actuación en la que difícilmente se entendían sus polémicas letras debido a los tremendos graves que sonaban por los altavoces, aunque tampoco entonó muchas de sus estrofas. Sea como fuere, el delgado vocalista, con pasamontañas, gorra hacia atrás, cordones de oro y colgantes tuvo más protagonismo por sus movimientos que por sus canciones, como quedó demostrado con su intenso y celebrado concierto. Y no es que la escena trap que lidera con otros artistas como Kaydy Cain, Cecilio G y Kidd Keo sea siempre criticada, sino que para hacer buena música, primero hay que componer algo interesante y luego defenderlo en directo, no pulsar el botón del “play” en una mesa de sonido y esperar que tu público se entregue por encima de ti. Y a eso añadir el bochornoso momento en que cogió un móvil que le acercaron desde la primera fila y fotografió/grabó sus genitales introduciendo el terminal en sus caídos pantalones, haciendo que las redes sociales ardiesen pasados unos minutos desde que finalizó su actuación. Basta con buscar un poco en Twitter para asombrarse, porque es ridículo. Si la industria musical aplaude a este tipo de “artistas”, algo no funciona.
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Texto: Alfredo Rodríguez
Fotografías: Alfredo Rodríguez