The Cure vuelve a ser The Cure en su concierto en el WiZink Center de Madrid.
· Los ingleses llenaron el pabellón liderados por un espléndido Robert Smith.
El pasado mes de diciembre los ingleses anunciaron una nueva gira internacional con dos paradas en nuestro país, la primera en Barcelona y la segunda en Madrid, donde acudimos para ver sobre las tablas del espacio multiusos WiZink Center su puesta en escena. Con un nuevo disco en el horizonte, parece que han vuelto a cambiar los tiempos de preparación de este como sucedió con el último publicado, 4:13 Dream (Geffen, 2008), hace casi tres lustros. El grupo liderado por el carismático Robert Smith visitó la capital con el cartel de “entradas agotadas” colgado en la taquilla, mostrando un repertorio de casi treinta canciones que interpretaron en más de dos horas de intensidad sonora. Como era previsible y vienen haciendo en todo el tour europeo, comenzaron su directo con una nueva composición, ‘Alone’, momento que Smith aprovechó para saludar a los presentes desde el borde del escenario caminando de un lado a otro del mismo. Con una sobria puesta en escena, únicamente con unas grandes pantallas de leds en la parte trasera, proyectaron imágenes de las cámaras fijas situadas en distintas ubicaciones del escenario, junto a diversas fotografías random como auroras boreales, paisajes, acantilados, olas y motivos naturales. El inmaculado sonido durante toda la actuación fue lo más destacado, con una gran instrumentación por parte de Jason Cooper tras la batería, Reeves Gabrest en la guitarra, Roger O’Donnell a los teclados y Simon Gallup con el bajo, reintegrado en la banda tras su anuncio de salida en verano del año pasado. Su cancionero albergó composiciones de todas las épocas de su discografía, en parte como era previsible, pero introduciendo en el mismo hasta cinco nuevos temas (el citado ‘Alone’, ‘And Nothing Is Forever’, ‘A Fragile Thing’, ‘Endsong’ y ‘I Can’t Never Say Goodbye’) que fueron recibidos con vítores y aplausos por parte del respetable. Fueron muy extensas las instrumentaciones y atmósferas sonoras llevadas a cabo por los de Crawley, cogidas con expectación por los seguidores acérrimos y con bostezos por los menos habituales. Pocas cosas cambian en las giras de Robert y los suyos, quien sigue liderando una compacta formación con su característica figura comandada por su peinado cardado y su maquillaje, pero tampoco es necesaria la parafernalia para deleitar con unas imperecederas canciones. Las grandes composiciones salieron a relucir en el segundo bis como suelen hacer, interpretando clásicos como ‘Lullaby’, ‘Friday I’m In Love’, ‘Close To Me’, ‘Just Like Heaven’ y ‘Boys Don’t Cry’ en un final que les ratifica como uno de los mejores grupos de las últimas décadas.
Texto: Alfredo Rodríguez
Fotografías: Alfredo Rodríguez