Que el mismísimo Tony Visconti, productor de confianza del magnánimo David Bowie, Thin Lizzy, Iggy Pop, Morrisey, T. Rex, Sparks y Manic Street Preachers, entre otros, haya trabajado en este disco podría ser un dato muy importante, sin embargo, solo por el hecho de ser composiciones del trío Capsula, estas hablan por sí solas. Es obvio que el neoyorquino ha realizado una gran labor en los Saint Claire Studios de Lexington (Kentucky), pero si no estuviesen tras de sí Martín Guevara (voz y guitarra), Coni Duchess (voz y bajo) e Natxo Solimo (batería), nada de esto tendría sentido. Y es que tras sorprendernos revisando el The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars (RCA, 1972) del citado Bowie los argentino-bilbaínos firman otro gran trabajo que muchos grupos matarían por haber editado. Las diez canciones que forman su noveno largo están repletas de unas sacudidas sónicas increíbles, encabezadas por unos diabólicos riffs de guitarras, aderezadas por un intenso bajo y brillantemente maquilladas por la tremenda pegada de la batería. Una conjunción de influencias pasadas aprendidas de John Agnello (Sonic Youth, Kurt Vile, Screaming Trees) que ratifican ahora el rock & roll que fluye por sus venas como se aprecia en el explosivo primer single ‘Blind’, en el glam-rock de ‘Seven Crimes’, en el shoegaze de ‘The Fear’ y en la densa ‘Birds Of Woods’. Mezclando elementos actuales con otros más primitivos e incluso algo desfasados puede sentirse un solemne paso hacia adelante rematando la faena iniciada hace un par de álbumes que siguen ensalzando la figura de esta formación que parece no tener fin. Y es que las voces utilizadas en sus nuevos registros, bien sean masculinas o femeninas, tienden nuevamente a ser comparadas con Thurston Moore y Kim Gordon, aunque nuestros protagonistas siguen siendo imperturbables.
[Texto]: Alfredo Rodríguez
