Micah P. Hinson + Timber Timbre @ Joy Eslava. Madrid. 19.11.2012

[Micah P. Hinson + Timber Timbre @ Joy Eslava. Madrid. 19.11.2012]
[Promotor: Del Fuego]

Deseando estaba porque llegase este lunes. Tocabas en Madrid con Timber Timbre como teloneros. De ellos me impresionó mucho su tercer disco, homónimo, y aunque el último Creep On Creepin’ On (Arts & Crafts, 2011) me dejó un poco fría sin duda me pareció una elección muy acertada para el cartel. De ti me se de memoria tu primer y ultimo disco, Micah P. Hinson and The Gospel Of Progress (Sketchbook Records/Houston Party, 2004) y Micah P. Hinson and The Pioneer Saboteurs (Full Time Hobby/Houston Party, 2010), pero me perdí los de en medio, Micah P. Hinson and The Opera Circuit (Sketchbook Records/Houston Party, 2006) y Micah P. Hinson and The Red Empire Orchestra (Full Time Hobby/Houston Party, 2008).

Me has hecho estremecer muchas noches, porque la mejor hora para escucharte es de madrugada, así es como concibo las canciones que compones. Lo mismo las compones de día al solecin de un estupendo porche en Texas. Pero yo las escucho siempre en Madrid, de noche, de madrugada y habitualmente con cascos. Y me emocionas mucho. Y con altas expectativas entré en Joy Eslava. Directa a primera fila, como pocas veces hago, porque depende del concierto, prefiero desde una barandilla en la primera planta. A ti te quería ver cerquita, mi miopía lo iba a agradecer.

Muy puntuales aparecieron Timber Timbre que son un poco oscuros, bueno  la luz era en general muy tenue. Intensos y con un carácter muy particular, sorprendieron. No son para ponerse a bailar pero fácilmente te dejas llevar. Serios, altos y con una voz muy especial. Podrían estar en la banda sonora de Twin Peaks o de alguna película de David Linch. También podría encontrármelos de fondo en algún bar de carretera en California.

La espera se me hizo agradable, se nos hizo a todos, creo. Acabaron y desaparecieron del escenario. Entonces saliste tú, como un niño tímido de un colegio americano, con tus gafas de pasta imposibles y una mochila a la espalda. Te cableaste tú mismo, colocaste tu micro con la delicadeza de un “pipa” primerizo. Serio y con la expresión de no haber roto un plato en tu santa vida. Dejando tus trastos colocados y tus dos botellas de agua cerca, volviste a meterte entre bastidores.

A los pocos minutos volvieron a salir Timber Timbre, les volvimos a aplaudir. Estábamos entregados. Con una intro lenta y oscura, no se veía nada con esa luz tan baja, apareciste de nuevo. Y arrancó el concierto más lento de la historia. Pudiste parar el tiempo. Eso dijo un amigo al que me encontré a la salida extasiado con el descubrimiento de verte por primera vez en directo. “Es capaz de parar el tiempo” y ciertamente es así. Yo llegaba dispuesta al desmelene y me encontré con un directo más propio para ver sentado, de manera más intimista.

Eso sí, es una ternura desbordante el verte aparecer como si estuvieses actuando para la fiesta de fin de curso. Repeinadíto y con las manos hacia atrás. Luego te cuelgas la guitarra y te la subes casi a la altura de las axilas. Y sueltas ese chorro de voz grave que parece que se rompe al contacto con el aire. Eres un marciano que hipnotiza, hasta cantando lentito. Dejándome sin la contundencia de esos temas que tienes que empiezan como pidiendo permiso y terminan desgarrando. Eché de menos esos desgarros. Pero mi queja es por la expectativa no por el resultado.

Ya no fumas, al menos en el escenario, ahora comes caramelitos sin parar. Lo mismo estabas pocho. Cuando hablas caes bien. Tienes gracia, las anécdotas que cuentas hacen que nos sintamos como tus amigos de Madrid. Llamando “fucking assholes” a las púas que pierdes. Las cositas de tu familia. Tu accidente. Y frases como esta: “Things will be worst, things will better, so…here we go”.

No me diste lo que esperaba encontrar esta noche, pero me diste otras cosas. Ojalá te hubieses dejado llevar, ojala hubieses cantado “On My Way” con el coraje con la que la cantas.

Y es que a veces hace falta escuchar cantar como tú lo haces, con el higadillo. Con esas letras que revuelven y que parece que improvisas en el momento.

Por ello la escucharé en mis cascos, de madrugada, con otro puñado de ausentes. Y te emplazo a vernos otra noche, en la que me pongas la piel del revés como lo haces con tus discos.

Lo dejamos pendiente.

[Texto]: Ulía Moreno